JMHulme
Señoras, el Mundial de Sudáfrica 2010 ha terminado. Campeona España, por si alguien llevaba una coloquera demasiado importante para captar ese detalle. Ha sido un mes lleno de fútbol y por supuesto estupideces extrafutbolísticas. Comentarlo todo llevaría demasiado tiempo y no es plan, de manera que he hecho una lista con los ocho momentos del mundial que más me han marcado. ¿Por qué ocho? Bueno, simplemente he ido escribiendo hasta que me he cansado y además, así hay un momento para cada día de la semana.
Mención honorífica.
El Boris Izaguirre gritando “momentaaaazo” que todos llevamos dentro me lo pedía.
8. Suiza for the win. Admito que el gol de Suiza contra España me hizo levantar del sofá para aplaudir hasta que me dolieron las manos. Por una vez el “¡Podemos!” tuvo todo el sentido para mí.
7. No te echaremos de menos, Brasil. Llevaba desde el debut de la canarinha deseando que se fueran a su casa. No me importa que las selecciones cutres jueguen amarrategui pero Brasil tiene una reputación. Si no son fieles al jogo bonito que se queden en sus playas. Los mismos argumentos podrían usarse contra Holanda, esa selección que en la final traicionó su esencia de la manera más bruta posible, pero no, porque fueron los holandeses los que quitaron de en medio a los brasileños y eso compensa. Además, qué coño, esa pobre gente lleva 3 finales de Mundial y no han ganado ninguna. Es normal que estén desquiciados.
6. Héroe Puyol. Golazo el suyo contra Alemania. Fue bonito ver a los madridistas celebrar un calco de un gol que formó parte del 2-6 en el Bernabéu. Bien mirado, ha sido divertido ver a los madridistas celebrar cualquier gol de la selección, teniendo en cuenta que no hay uno solo que no haya sido marcado por un azulgrana. De nada, colegas.
5. La patada de De Jong a Xabi Alonso en la final.
Si el departamento de márketing de The Karate Kid estuviera a mi cargo (y si dios quiere algún día lo estará), usaría esa imagen como parte de la campaña de promoción de la peli. No está al nivel del mítico cabezazo de Zidane en Alemania 2006 pero nadie puede decir que no le llegue a la suela de los zapatos. Sí, éste es el humor que gastamos por aquí.
4. Calamity “inserte nombre de portero inglés aquí”. Algunos dirán que Inglaterra fue protagonista por el gol contra Alemania que no entró pero entró, polémica arbitral lista para consumir. Bah. Lo que los amantes de las exquisiteces futbolísticas saboreamos con desmesurado placer fue el retorno de David James, el viejo y bueno Calamity James, bajo los palos de la portería inglesa después de una pifia calamitosa de su compañero Robert Green contra Estados Unidos. Ponga un portero británico en su vida, caballero, viva al límite.
3. La Revolución Francesa. Nuestros vecinos del norte tienen un don especial para liarla, eso hay que reconocérselo. Destacan para lo bueno y para lo malo. Ejemplos de lo primero la Revolución de 1789, la Comuna de París y los partidos del Olympique de Lyon contra el Real Madrid estos últimos años. Los ejemplos de lo segundo también abundan, desde su patético papel en las Guerras Mundiales I y II hasta Moi Lolita. Todavía estoy decidiendo en qué saco va la trayectoria de los bleus en Sudáfrica.
2. Los secundarios que roban la película. El año pasado disfrutamos de Malditos Bastardos, en la que Tarantino corregía los errores históricos y nos enseñaba lo que debió haber pasado con los nazis en un mundo, si no mejor, sí más justo. En esta película la estrella es en teoría Brad Pitt; sin embargo es Cristoph Waltz el que se hace dueño de cada una de las escenas en las que aparece. Yo volví a beber leche gracias a él. En este Mundial ha pasado algo similar con selecciones como Uruguay, México o Ghana, en absoluto favoritas pero que han aportado mejores momentos que otras selecciones de las llamadas clásicas, léase Inglaterra o Italia.
1. El gol de Iniesta. Me refiero al de la final claro, quién recuerda ahora el que marcó contra Chile. Previsible esta elección pero obligada. “El que nunca la mete” tiene ya en su haber dos goles épicos, importantísimos, marcados en los últimos minutos de partidos trascendentales y ambos surgidos de jugadas... no especialmente inspiradas, por así decirlo. Las cagadas en cadena de Alves y Eto’o en la semifinal contra el Chelsea de 2009 ahora comparten espacio con el esmirriado cambio de juego de Torres, que por uno de esos azares terminó en pies de Cesc, de ahí a Iniesta y de ahí al imaginario colectivo español.