viernes, 27 de agosto de 2010

Una puntualización

JMHulme, manteniendo la llama:



Me empecé a interesar por las ruedas de prensa de los entrenadores con Rijkaard. Frankie era todo un señor delante de los micrófonos, pero al mismo tiempo solía ser capaz de decir cosas interesantes, aunque fuera entre líneas. Aquella vez que contestó una pregunta con la letra de una canción, o cuando se hablaba de fichar un portero y él comentó tan pancho que la cosa “pintaba” bien... vale, alomejor esta última no es para tirar cohetes, pero mi memoria es limitada. Muy limitada.
Por cierto, hablo de Rijkaard en pasado no porque haya fallecido, no os asustéis, sino porque hace tiempo que no le sigo y no sé si conserva estas virtudes, y no me gustaría pillarme los dedos.
A lo que iba. Hay entrenadores sosos en la sala de prensa. El gañán de Vicente del Bosque, por ejemplo, o casi cualquier extranjero que no se sienta lo bastante seguro con el idioma (y no estoy hablando de extranjeros en España, me refiero también a un inglés en Italia o un chipriota en Inglaterra –ostia, ¿habrá de esto? en wikipedia no sale nada...). Luego hay otros entrenadores que de vez en cuando habían dado señales de vida pero que al llegar a un banquillo grande se volvieron unos estreñidos: ei, Pellegrini, ¿qué tal? También están los showman, habitualmente los veteranos que ya están de vuelta de todo. Ferguson, Van Gaal, Luis Aragonés... a esos no les puedes ir con tonterías, que te pegan con la cachaba y te escupen la dentadura.
Está Mou, que necesita punto y aparte propio y, mira, yo se lo doy.
Y está Guardiola. Con el actual entrenador del Barça mi tibio interés por las ruedas de prensa (post-partido, sobretodo) se ha convertido en auténtica adicción. O no tanto, pero verdaderamente es un placer prestar atención a lo que dice este hombre. PRESTAR ATENCIÓ. Eso en su máxima expresión significa leer entre líneas, captar los matices en el tono, la expresión corporal... pero al mismo tiempo, en su versión más simple, significa solamente escuchar lo que dice y no tergiversarlo. Muy importante, esto último.
Tanta parrafada viene a cuento, aunque no lo parezca, porque en la espectacular rueda de prensa de Guardiola tras el Gamper (caso Ibra, cómo mola) un periodista trató de comparar la situación del sueco con la de Eto’o el año pasado. La comparación en sí, por muy desacertada que le pudiera parecer a Pep, no es lo que me supone un problema; lo que me irrita es la forma en que se formuló la pregunta. Básicamente, el periodista preguntaba si la situación con Ibra era otra vez una cuestión de feeling.
Y el ultrafamoso feeling de Guardiola ha sido y fue desde un principio malinterpretado por la prensa. Lo he dicho otras veces y lo repetiré hasta la saciedad, porque me saca de mis Casillas: Guardiola nunca habló propiamente de su feeling con Eto’o, lo único que dijo fue que tenía la sensación de que el equipo necesitaba un cambio. Su feeling, por tanto, no era tanto una cuestión de incompatibilidad de carácteres como la legítima intuición de un entrenador que desea renovar la plantilla y ajustarla a sus deseos. Por ejemplo con Chygrynskiy, pero ésa es otra historia.
No sé si se me entiende, ni si consigo transmitir la mala honda que me crea este tema. Es que no comprendo porqué los periodistas insisten en el mismo error. Se me ocurren dos opciones, y no sé cuál es peor. O no entendieron en su día a Guardiola, es decir, son idiotas y se les está pagando por un trabajo que no saben hacer, o le entendieron pero han decidido que da más juego la manipulación. Si es así son unos hideputas y merecen la hoguera. Como tantas otras cosas.

lunes, 9 de agosto de 2010

¡Extra! ¡Extra!

Una exclusiva de JMHulme


El fracaso en las negociaciones por Cesc ha sido un duro varapalo para la junta directiva. Aparte de las virtudes propias del jugador, lo que duele a Rossell y compañía es no haber podido satisfacer la única petición de Guardiola. Es por eso que en las últimas horas suenan con fuerza rumores acerca de la intención del flamante nuevo presidente de dar un golpe sobre la mesa.
Fuentes de absoluta confianza hablan de contactos del club blaugrana con el Atlético de Madrid: objetivo, el “Kun” Agüero. Se trata de un nombre que ya surgió el verano pasado, aunque en esta ocasión la operación tendría más visos de realizarse. En primer lugar, la plantilla necesita un jugador que pueda desenvolverse por la banda izquierda con desenvoltura y el Kun es un jugador que por velocidad y desborde está perfectamente capacitado para ello. Su amistad con Messi garantizaría un entendimiento inmediato entre ambos, y podría dar lugar a una sociedad grosísima, a pesar del pequeño tamaño de los dos cracks.


El traspaso se situaría alrededor de los 40 millones de euros, una cifra que el Barça intentaría rebajar empleando a Hleb como moneda de cambio. En tal caso la cifra rondaría los 40 millones de euros, pero el Atlético asumiría el coste del viaje del jugador hasta el aeropuerto, ya fuese mediante coche privado o taxi.

Ya que todos los esfuerzos se centrarían en traer al argentino a Can Barça, la contratación de un mediocentro que acompañara a Busquets quedaría relegada a un segundo plano. En realidad, tal y como demostró la alegre venta de Touré, a los técnicos esa posición no les quita el sueño. Están convencidos de la indestructibilidad de Busquets, y en el caso de sanciones confían en las perlas de la cantera. De todas maneras, a pesar de esta confianza, la secretaría técnica también se ha movido para traer a un jugador que venga para ayudar al equipo. Se buscaba alguien versátil, de perfil bajo y precio aún más bajo.
Y el mejor situado es un viejo conocido de la afición culé, Mark Van Bommel. Su primera etapa en la ciudad condal fue bastante discreta, aunque no hay que olvidar su participación en la consecución de Liga y Champions en 2006. En el Bayern de Munich ha recuperado importancia como jugador hasta el punto de que es ahora mismo su capitán; y disputó la última final de la Champions, algo que no todos pueden decir.
A sus 33 años su experiencia está más que contrastada y, debido a su anterior paso por el vestuario catalán, se cree que no necesitaría período de adaptación. En cuanto a la actitud, algo que de todos es sabido que preocupa mucho a Pep Guardiola, su entrega y tesón en la final del Mundial dejaron más que claro que el jugador aún siente el fútbol con pasión.
Su salida del club bávaro sería sencilla, y barata: se habla de cinco millones de euros. El Barcelona habría preguntado también en este caso por la posibilidad de incluir a Hleb en la operación. Según parece, el Bayern de Munich se habría mostrado interesado. Si ésta opción llegara a concretarse, la cifra del traspaso podría ser de unos 10 millones de euros.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Sense títol

El partido de este mediodía, además de ir paliándome el mono de fútbol postemporada (digamos que la pretemporada es una especie de metadona que tomamos antes de volver a caer en la substancia madre), me ha servido para sacar algunos detalles.
El primero y más obvio es que Messi es la hostia. El segundo es que a Pinto se le va la castaña en demasiadas ocasiones; para los pocos partidos que juega le recuerdo excesivas pintadas. Será el portero titular en la ida de la Supercopa.
También se ha visto hoy a un Ibrahimovic más enchufado. Extrañamente sigue con algunos problemas a la hora de controlar el balón con los pies, pero ha estado mucho más participativo y ha servido algunos buenos balones al espacio, además de marcar el 1-1.
En el apartado táctico se puede destacar la presencia de J. Dos Santos, un ‘organizador’, como mediocentro en los dos partidos que llevan de pretemporada. Podría ser porque Guardiola medite meter ocasionalmente en esa posición a un no-stopper, o simplemente porque a día de hoy no cuenta con ningún jugador para dicha demarcación.
Por último hay que destacar el papel de los canteranos, que son la mayoría de los que están jugando. Hoy mismo en la segunda parte Keita (que también ha jugado de mediocentro) y Abidal eran los únicos jugadores de la primera plantilla sobre el campo. Los niños están cumpliendo de sobras. Sin destacar ninguno en demasía, pero cumpliendo. Faltándo incluso alguna de las futuras promesas, como Thiago, Romeu o Bartra.
A nivel particular tendría que hablar de Cristian Tello, que hoy ha participado en los dos últimos goles. No voy analizar su partido, ni su juego, sino hablar de mi “relación” con su persona. Tello es un chaval que descubrí en uno de esos torneos que ofrece Canal +, allá por el 2004, en el que quedó pichichi. Luego resultó que era de al lado de mi barrio y uno o dos años más tarde acabó en mi instituto. “Mal destino” pensábamos los gurús futboleros de por entonces. No íbamos mal encaminados porque tubo que dejar el Barça por el Espanyol.
Algunos de sus coleguillas son de mi barrio y este invierno, junto a Tello, hemos compartido bar de colokera. La verdad es que no se si él las pillaría, yo sin duda y sus amigos no lo dudéis. “La jarra” le llaman al bar. Por el tamaño de los cubatas.
El caso es que he compartido bar con Cristian Tello. Soy la bomba. O algo así. Y no solo eso, si no que llegué a echar una pachanga contra él y sus coleguillas (los “rositas” les llamo, por el traje). Jugó de portero, supongo que porque tendrá prohibido jugar por su cuenta, y le marqué un gol. Como lo oyen.
Así que en un futuro, cuando Cristian Tello esté recogiendo su primer Balón de Oro (lo dudo), gritaré a los de mi alrededor: “¡Yo le marqué un gol a ese tipo!”